
El tÃtulo de este post bien podrÃa haber sido «Cómo visitar el Vaticano sin hacer filas». Y la respuesta serÃa «levantate temprano». Y asà fue que el tercer dÃa en Roma, producto del jet-lag, me desperté súper temprano y no podÃa dormir. Empecé a mirar por la ventana de la habitación y podÃa ver las paredes de la Ciudad del Vaticano a no más de 100 metros de distancia. No podÃa resistir la tentación, sabiendo que estaba tan cerca de un lugar con tanta historia; no podÃa quedarme en la cama y observar esos muros de cientos de años de antigüedad. Asà fue que me levanté, me preparé un espresso y salà hacia la Plaza de San Pedro.



QuerÃa conocer la BasÃlica de San Pedro y, como habÃa leÃdo que las filas podÃan llegar a durar horas para poder entrar, salà lo más temprano posible. Si bien la casa que alquilamos estaba a 100 metros de los muros de la Ciudad del Vaticano, la Plaza de San Pedro estaba un poco más lejos. Caminé unas 15 cuadras y seguà los carteles para entrar. Llegué puntualmente a la hora que empezaban a dejar pasar a los turistas y no habrÃa más que 10 personas delante mio, por lo que todo fue súper rápido y a las 7:15 ya estaba dentro (abre a las 7).


Pude entrar a la famosa basÃlica casi vacÃa de turistas. Eso sÃ, habÃa muchos peregrinos que habÃan ido por motivos religiosos o a misas. Eso no era lo mio, por lo que me puse a sacar fotos y a caminar por donde me daba la gana. Pensar en toda la historia que encerraba ese lugar me resultaba muy emocionante.

Cuando me cansé de recorrer la basÃlica, me dirigà a visitar el domo. Para esto se accede por el costado derecho y hay que pagar una entrada para el uso del ascensor; se los recomiendo. Fui el primer turista de la mañana en usar el ascensor. Un ascensorista te sube hasta el techo de la basÃlica y luego hay que caminar hasta el inicio del domo y empezar a subir las escaleras. Estas son súper angostas y a medida que se va llegando al final del domo hay que caminar inclinado (¡siguiendo la forma del domo!).
Todo el camino hasta el domo lo hice sin cruzarme con otros turistas. Recién en la cúpula habÃa dos turistas orientales que habÃan llegado antes que yo.
La verdad fue cansador, pero la vista desde arriba es impagable. Se puede disfrutar de una hermosa vista de Roma y la Plaza de San Pedro en todo su esplendor. Y lo mejor, ¡sin gente! Realmente disfruté mucho esta visita.


Luego de este paseo volvà a la casa para despertar a mi familia, ¡que todavÃa dormÃan! Ese dÃa lo dedicamos a recorrer un poco más la parte histórica de Roma, recorriendo lugares tÃpicos como el Castel Sant’Angelo, Plaza Navona y el Panteón. Muy cerca del Panteón aprovechamos para conocer uno de los recomendados de Roma, el café Tazza D’oro.
Debo reconocer que a esta altura ya se empezaban a sentir las consecuencias del madrugón, la caminata matutina y la subida al domo, por lo que este dÃa nos volvimos temprano para la casa a descansar.
Ciertamente Roma es una ciudad que merece ser recorrida a pie, pero las distancias son grandes y hay mucho para ver en cada esquina. Si a esto le sumamos el calor de julio les recomendarÃa que le dediquen mÃnimo una semana para poder ver todo lo importante y no solo 4 dÃas como nosotros.
Pueden seguir todos los posts de este viaje en el tag europa-2016.
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