Algunos países ya muestran algunas escenas de normalidad. En Italia se pueden ver publicaciones en redes sociales con personas reuniéndose con familia y amigos. En España las personas ya pueden salir a cenar juntos a un restaurante y en Nueva Zelanda se han levantado casi todas las restricciones.
Pero todas estas escenas aún deben tomarse con mucho cuidado. El coronavirus aún está entre nosotros y no debemos relajarnos.
Me preocupa cuando veo escenas de los países europeos, que fueron tan golpeados por la pandemia, donde se ven amontonamientos y la falta de respeto en el distanciamiento.
En Argentina, tal vez por tocarnos la época invernal, esto todavía es algo lejano.
La cuarentena inició el 20 de marzo, cuando aún había menos de 100 casos diarios, con restricciones bastante estrictas.
Se habló mucho sobre la falta de testeos masivos en un comienzo, cosa que parece que sí hicieron otros países, como ser nuestro vecino Uruguay.
Recién a mediados de mayo se empezó a hablar del programa DETECTAR, lo cual elevó un poco la cantidad de testeos. Y, claro, también se empezaron a detectar más casos.
Aún nos quedará la duda de si se demoró demasiado tiempo para empezar a testear en cantidades mayores. Una duda que habrá que consultar con expertos en algún momento.
Lo malo de la situación argentina es que las restricciones aún son algo estrictas para las áreas con circulación del virus. No se puede circular libremente de un municipio a otro, a no ser que seas trabajador esencial o autorizado y hay muchos rubros que aún no están habilitados.
En casi todo el país se ha convertido en norma el uso obligatorio de tapabocas, el control de aforo en los locales y el distanciamiento en todos los lugares públicos. Pero el riesgo es que con el tiempo, la gente empieza a perderle respeto al virus y a minimizar estas indicaciones. Es así que se pueden ver personas sin tapabocas o con el mismo mal colocados o en pésimas condiciones de higiene.
El turismo es uno de los rubros que está muy afectado. Al no existir la posibilidad de trasladarse de un distrito a otro, no hay chance de ningún tipo de actividad turística.
Como si fuera poco, desde el 20 de marzo no funcionan los micros de larga distancia y los vuelos se han reducido a un mínimo total.
Por el momento, los vuelos domésticos están preparándose para volver en septiembre, pero la semana pasada se empezó que podrían volver vuelos de julio, si los gobernadores así lo solicitaban. De todos modos, desconocemos quiénes podrían tomar estos vuelos, si aún se sigue exigiendo permiso de circulación.
Por el momento esta es la situación en Argentina a casi 3 meses del arranque de la cuarentena. Seguiremos actualizando.
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