La bicicleta es una excelente forma para recorrer Berlín. Verán que la ciudad está llena de ciclistas y hay muchas veredas con un sector habilitado para bicicletas. Los automovilistas son también bastante respetuosos.
Aprovechamos que nuestro hotel alquilaba bicicletas y decidimos dar un paseo. Empezamos recorriendo la calle Oranienstraße, un vecindario bien pintoresco.
Luego tomamos la calle Skalitzer, por donde circula el tren elevado, aprovechando una bicisenda que va siguiéndole la traza.
Llegamos así al hermoso puente Oberbaumbrüke. Este puente fue bastante dañado durante la guerra, pero se lo reconstruyó muy bien.
Al cruzar el puente llegamos al East Side Gallery. Se trata de uno de los tramos más largos que se conservan del Muro de Berlín, a lo largo del rio Spree. Sobre estos tramos de muro, diversos artistas pintaron hermosos murales.
Desde allí continuamos la pedaleada hasta la zona de Alexanderplatz, otro centro neurálgico de combinación de transportes.
Aquí pudimos conocer el famoso reloj mundial, uno de los tantos símbolos de Berlín.
También aquí encontramos la torre de televisión, la cual es altísima y es visible desde muchos puntos de la ciudad.
Ese día comimos en un puesto de Nordsee, una buenísima cadena de comida rápida basada en pescados, en la misma estación Alexanderplatz.
Ese día estuvo bastante feo porque después del mediodía se largó a llover más fuerte, por lo que tuvimos que volver al hotel.
Museos y el Reichstag
Al día siguiente salimos con intención de visitar la isla de los museos. Pasamos primero por el barrio de San Nicolás, famoso por sus casas estilo medieval. No sé si sería el pésimo clima (estaba lloviznando), o el horario (era muy temprano) o el día (miércoles), pero el barrio me pareció un poco aburrido. Había varios restaurantes, pero tal vez era muy temprano como para ver algo de movimiento.
Seguimos caminando bajo la llovizna y llegamos a la catedral. Quisimos entrar, pero estaba cerrada. Nos quedamos un rato esperando que pare la lluvia porque ya era muy fuerte. En cuanto paró un poco, fuimos al museo de arqueología, que estaba muy cerca de ahí. El museo resultó sumamente interesante, en especial por las piezas de medio oriente que ofrece, incluido un enorme portal traido del antiguo Irán.
Cuando salimos del museo, por suerte, había parado de llover. Aprovechamos para hacer algunas fotos de la catedral.
Seguimos caminando hacia el centro y almorzamos en un buen restaurant alemán.
Ese día habíamos reservado para visitar el Reichstag, lo que sería equivalente a nuestro Congreso. El edificio fue destruido casi por completo durante la segunda guerra mundial. Existe una foto muy famosa de los soldados soviéticos levantando su bandera en lo alto del edificio.
Afortunadamente ahora la vista es mucho más linda desde arriba y es otra la bandera que flamea.
El Reichstag es una visita muy recomendada, pero tienen que hacer la reserva con anticipación en Internet: http://www.bundestag.de/htdocs_e/visits/kuppel/kupp/245686.
Este edificio se nota que fue renovado recientemente. El domo es totalmente nuevo y es de vidrio. Se puede subir hasta la parte superior del mismo y tener increíbles vistas de la ciudad.
Al salir del Reichstag, por la parte de atrás, se puede ver la «cicatríz» por donde pasaba el muro de Berlín.
Después de esta visita estuvimos algunos días más en Berlín, haciendo compras y caminando ya un poco más relajados. Los últimos datos serán publicados en uno o más posts que están por venir.
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