De viaje a México

La gran México Tenochtitlán

La primera vez que viajé a México, como en cada uno de mis viajes, dediqué un buen tiempo antes para estudiar el destino. Es así como me puse a estudiar sobre la historia, las calles, medios de transporte, el clima, la geografía, etc.

Uno de los detalles que más me llamó la atención cuando leía sobre la historia de la Ciudad de México fue descubrir que antiguamente estaba rodeada de agua. Esto no lo entendí bien cuando lo leí y seguí sin darle importancia.

Al llegar al DF por primera vez, tenía 12 horas de espera hasta mi siguiente vuelo, ya que mi destino final era Aguascalientes. Decidí entonces salir a explorar la ciudad. Me aventuré hasta el Metro, miré los mapas y rápidamente armé un plan de combinaciones para llegar al Zócalo, que sería el equivalente a la Plaza de Mayo en Argentina.

Desde la estación Terminal Aérea tomé la línea 5 del Metro hasta la estación Pantitlán (más tarde un amigo mexicano se sorprendió de que me hubiera animado, no sé por qué). En Pantitlán tuve que caminar mucho para hacer la combinación (o correspondencia, como le dicen allá). Me sorprendió que en ese sector el tren circulaba al aire libre, algo que no sucede con el «Subte» en Buenos Aires. Tomé luego la línea 9 hasta la estación Chabacano. Ahí nuevamente hice una combinación, pasando a la línea 2 hasta el Zócalo.

Al descender del tren y subir un nivel en la estación, encontré varias maquetas donde se podía ver la evolución de la zona a lo largo del tiempo. Inicialmente se veía la ciudad mexica de Tenochtitlán, con sus grandes templos. Luego poco a poco iba siendo invadida por las edificaciones de los españoles. Realmente fue muy interesante ya que te daba una idea de la historia de la plaza a la cual estaba por visitar.

Salí a la superficie y lo primero que vi fue el Zócalo, la Catedral y el Palacio de Gobierno. La sensación fue muy intensa. La energía del lugar me invadió. Sentí que el peso de los siglos de historia del lugar.

Los alrededores de el Zócalo están llenos de edificios antiguos, de la época colonial. Sin dudas, la Ciudad de México tiene un pasado colonial mucho más rico que Buenos Aires. Mientras que Buenos Aires siempre fue una ciudad periférica que, durante la colonia era muy pobre, México fue siempre una ciudad a la que los españoles le dieron mucha más importancia, dada su ubicación estratégica. Esto se evidenciaba claramente en la gran cantidad de edificios antiguos que se ven en el barrio histórico.

Un monumento que me llamó particularmente la atención es un indicador de los niveles de los lagos, que se puede encontrar en el costado izquierdo de la catedral.

 

El monumento mostraba los niveles de los lagos que rodeaban a la ciudad en el siglo 19. En ese momento la ciudad mantenía una lucha constante con las inundaciones.

Luego de un breve paseo por los alrededores, encontré un Starbucks y me senté a tomar un café y llamé a mi esposa por Skype. Estaba maravillado. Me sentía sumergido en la historia y quería aprender más.

El pasado de la Ciudad de México

Luego de mi primera visita a la ciudad me puse a investigar más sobre su historia. Lo que voy a resumir aquí es una pequeña muestra de lo que me parecen los puntos más notables.

Aún no entiendo por qué se les ocurrió fundar su ciudad en el medio de un lago pero según una leyenda, los mexicas fueron instruidos por su líder a fundar la ciudad donde encontraran «un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente». Así parece ser que encontraron esta escena en un islote donde se levantó la ciudad. Esta misma imagen aparece actualmente en el centro de la bandera mexicana.

Los mexicas se convirtieron pronto en grandes ingenieros hidráulicos. Extendieron la superficie de los islotes construyendo islas flotantes. Practicaron el cultivo, también en islas flotantes, llamadas chinampas. Esta técnica aún se conserva en la región de Xochimilco, muy cerca del centro de la ciudad. También construyeron calzadas que comunicaban los distintos islotes y la tierra firme.

Es increíble que muchas de estas calzadas prehispánicas evolucionaron hasta convertirse en actuales avenidas. Por ejemplo, la calzada México Tacuba, una de las principales, actualmente sigue siendo una importante avenida dentro de México, adquiriendo distintos nombres a lo largo de su trazado: Hidalgo, Puente de Alvarado y Ribera San Cosme. Otra es la Calzada a Tepeyac, la cual actualmente se corresponde con parte del Paseo de la Reforma Norte y la Calzada de los Misterios, hasta el cerro de Tepeyac, donde se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Por último, otra vía que sigue siendo de gran importancia es la Calzada de Tlalpan, que antiguamente comunicaba a Tenochtitlán con Iztapalapa y Xochimilco, entre otros.

No podemos olvidar la Albarrada de Netzahualcoyotl, un dique que separaba las aguas saladas del lago de Texcoco con las del lago de Xochimilco y Chalco.

 

Todos estos grandes reservorios de agua hoy en día han quedado reducidos a pequeños lagos periféricos alrededor de la ciudad, algunos de los cuales se pueden ver en cercanías del aeropuerto cuando despegamos o aterrizamos en la ciudad.

Así transcurrieron los días hasta la llegada de los españoles, quienes conquistaron la ciudad, destruyeron templos aztecas y levantaron iglesias. Los españoles emprendieron un largo plan hidráulico para secar los lagos y lo lograron a lo largo de muchos años. Realmente parece increíble que casi la totalidad de la actual Ciudad de México era un gigantesco lago.

Otras curiosidades del pasado lacustre de la ciudad se pueden observar en la delegación de Xochimilco. Famoso por sus chinampas, todavía se pueden recorrer los canales y hacerse de una idea de cómo era la vida viviendo en islas flotantes.

 

También existía, hasta principio del siglo XX, el canal de la viga. Era un curso de agua que recorría desde el mismísimo centro histórico hasta el lago de Xochimilco. El trayecto ser podía hacer en barcazas y hasta hubo un servicio de pequeños barcos a vapor, donde se podía almorzar durante el viaje. Lamentablemente este canal ahora es una avenida. Sobre el Canal de La Viga no pueden dejar de leer el excelente relato del Ing. Miguel Aguirre Botello.

Así que ya ven, México tiene muchísima historia oculta. Historia que no se ve porque son cosas que desaparecieron a la vista. Pero la energía de esa historia, les puedo asegurar que se siente.

 

 

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